De opinión

Guido podría ser presidente en 2024

Danilo Cruz Pichardo

A veces lo que más lejos tienen algunos podría ser lo más cercano. Y lo digo porque para los años 2017, 2018 y 2019 las posibilidades de Luis Abinader ser presidente de la República, a través de la contienda comicial de 2020, eran remotas en el escenario político nacional, inclusive entre la mayoría de los propios perremeístas. El PLD encabezaba las encuestas de opinión y al PRM se le percibía como una organización en reconstrucción, que no tenía estructura en muchos puntos de la geografía nacional.

Sin embargo, en cuestión de meses la correlación de fuerzas políticas se invirtió, producto de un conjunto de circunstancias que se produjeron en el país a raíz del 6 de octubre de 2019. Con el impedimento de la candidatura presidencial de Leonel Fernández por el PLD se perjudicó al hoy líder de la Fuerza del Pueblo, pero se perjudicó sobre todo el PLD y Danilo Medina, que lo invirtió todo en un billete que salió pelado, como es el caso de la candidatura presidencial de Gonzalo Castillo. Y las consecuencias negativas han recaído todas sobre Medina y su entorno cercano.

Leonel Fernández ha logrado recomponer su liderazgo a través de la Fuerza del Pueblo y resultados de muchas encuestas revelan que anda en los bolsillos con porcentajes que oscilan entre el 25 y el 34%. Me consta. Pero esas mismas encuestas señalan que tiene un alto rechazo en el electorado nacional, lo que podría ser un serio inconveniente para juntarse con el 50% más un voto, un requisito establecido por la Constitución de la República para poder ganar un proceso comicial de carácter nacional.

El rechazo que tiene Fernández es el motivo por el cual Abinader lo escoge como su competencia preferida. Cada vez que Leonel Fernández hace una crítica al presente Gobierno le sacan un video viejo, en el cual aparece exponiendo algún mensaje que contraría lo expresado de forma reciente. Le han cogido el lado flaco.
En política no es determinante, para ganar un certamen electoral, tener buena aceptación. No es suficiente después que empezó a experimentase el requerimiento de mayoría absoluta.

El doctor José Francisco Peña Gómez era un líder con una aprobación muy sólida, pero su largo ejercicio en la actividad política, combatiendo a la oligarquía y a sectores políticos de derecha y ultraderecha (los mismos que hoy están en poder), le generó un rígido techo. Peña ganó la contienda de 1994, pero fue a Joaquín Balaguer, que tenía mayor rechazo.

Para el año 1996 Balaguer no podía ser candidato, pero supo cerrarle el paso al doctor Peña Gómez. Peña fue el triunfador de la primera vuelta electoral con un 46%, pero para la segunda se formó el Frente Patriótico, donde dos caudillos históricos, Bosch y Balaguer, levantaban el brazo deecho a Leonel Fernández, un joven abogado y catedrático universitario que no tenía rechazo, convirtiéndose en presidente de la República.

Para las elecciones de 1962 el trujillismo tenía incidencia fuerte en el electorado nacional, pero el Partido Dominicano se fue a la sepultura junto con el jefe, su práctica estaba prohibida. Los trujillistas votaron, pero no sufragaron por Viriato Fiallo, el candidato de la Unión Cívica Nacional, lo hicieron por el profesor Juan Bosch, candidato del PRD, que no tenía tasa de rechazo. La votación de Bosch fue tan alta, un 59%, que durante décadas fue el récord más elevado, hasta que la Junta Central Electoral le fabricó un 62% a Danilo Medina en el 2016. Le hicieron el traje que pidió.

Todos sabemos que la última encuesta de la Gallup fue una farsa o patraña, que Luis Abianader no tiene el porcentaje que le atribuyen. Pero rápidamente Acevedo admitió el yerro y esa entrega ya no amerita comentarios. Sin embargo, no podemos llevarnos a engaño.  Aunque este sea un gobierno corrupto y al servicio de la oligarquía, que lo está privatizando todo, que concede las obras a los mismos contratistas de Balaguer, Leonel y Danilo, el jefe de Estado, a pesar de todas esas verdades, mantiene buena aceptación.
¿A qué atribuir la aceptación de Abinader? Es evidente que ya Luis no cuenta con un amplio segmento de personas que lo apoyaron en el 2020, incluyendo a muchos perremeístas, pero el asistencialismo ha sido incrementado, un porcentaje de empleados que era peledeísta hoy es gobiernista y el Presupuesto de la Nación se usa para la compra de voluntades, sobre todo de políticos regionales prostituidos de todos los partidos, sumando una importante franja de peledeístas que se aferran al arribismo. Luis Se ha reciclado.

}Es innegable, además, que el Caso Calamar ha inflado a Abinader y exhibe un crecimiento circunstancial. Posiblemente ha sido el único beneficiario político de la persecución judicial. Empero, con el paso de los días Abinader, no solo tendría la aceptación registrada en los últimos meses, sino que podría bajar considerablemente, por el despojo de patrimonios públicos para pasarlos al sector privado y con el esperado incremento del costo de la vida, producto de una desfavorable situación internacional.

El oficialismo tiene a su favor que los líderes de oposición lucen desacreditados. El PLD y los miembros de su cúpula están en el suelo moral y numéricamente; y Leonel cada vez que habla le tiran un video viejo o un recorte periodístico de los que aparecen en Google, lo que ofrece espacio para que el gobierno esté haciendo y deshaciendo a sus anchas. Ni la Fuerza del Pueblo ni el PLD han tenido respuestas creíbles en la población. Lucen desarmados para enfrentar el embate del oficialismo.

Por los únicos políticos que el Gobierno siente respeto es por Ramón Alburquerque y Guido Gómez Mazara, coincidentemente ambos del PRM. Ramón es uno de los mejores técnicos que tiene el país. Y Guido Gómez es el político de mayor carisma, conecta con los electores y, como si fuera poco, con un verbo ágil, a flor de labios. Particularmente con Guido, que todo lo que dice es cierto, Luis evade “como el Diablo a la cruz” confrontar ideas, porque sabe que la diferencia intelectual es del “cielo a la tierra”.

Las primarias del PRM son en octubre, los perremeístas van por el desquite contra Luis, una encuesta de noviembre da un 36% a Guido, que también podría contar con el voto silente y de forma mayoritaria con los dirigentes de la diáspora. Nada se descarta, pero admito que es altamente difícil enfrentar a un presidente en ejercicio, que anda con el presupuesto nacional haciendo campaña.

En esas condiciones hablar de democracia y equidad es una quimera. Ante esa situación, Guido ha solicitado que todos los funcionarios públicos, que aspiren a puestos de elección, tomen una licencia. Estoy convencido que Guido no aceptaría violación a las leyes electorales. Y por otro lado Luis Abinader se ha llenado de soberbia, golpeando a sus compañeros que los llevaron al poder y opta solo por escuchar mensajes lisonjeros, de genuflexión y adocenamiento, conducta de sujetos que décadas atrás denominaban “lambetragos”. Con una actitud arrogante gubernamental, la unidad del PRM es un sueño.

En el hipotético caso de que a Guido le ganen con malas artes aquí no se sabe lo que puede pasar, se podría recomponer el escenario político nacional y lo que más le convendría a Leonel Fernández, Danilo Medina y Abel Martínez (que no va para ninguna parte en las condiciones que está el PLD) es participar en un frente opositor que encabece Gómez Mazara. En ese frente, por el carácter liberal y progresista del candidato presidencial, caben agrupaciones de izquierda y centro izquierda.

Recuerdo que en el Acuerdo de Santiago, en 1974, había líderes disímeles ideológicamente, porque apenas había pasado nueve años de la Guerra de Abril, que solo los unía el objetivo común: salir de Joaquín Balaguer.

Es verdad que falta más de un año para las elecciones presidenciales y no es fácil convencer a Leonel Fernández, que tiene buena puntuación en las encuestas por el momento, para un sacrificio similar. Posiblemente Abel, con perspectivas muy pobres, tampoco está pensando en eso.

Sin embargo, si el rechazo de Leonel Fernández sigue siendo alto y no tiene posibilidades de ganar, se le está presentando un escenario para salir de Luis Abinader. Fuerza del Pueblo más PLD, más una franja importante del PRM y agrupaciones de izquierda equivale a Guido presidente. Y no habría segunda vuelta.

En política, muchas veces, no se gana porque usted tiene muchos votos, si el rechazo es alto más fácil gana otro. En 1996 era impracticable, no viable, una alianza PLD-PRSC en torno a un candidato de esta última agrupación. Lo que sí resultó un éxito fue la misma alianza, pero en apoyo a un candidato del partido morado. ¿Me doy a entender?
danilocruzpichardo@gmail.com

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